El comportamiento de hormigas, abejas, murciélagos, ranas e incluso hongos ha servido de inspiración para desarrollar algoritmos con aplicaciones en campos como la inteligencia artificial, las redes de comunicación o el 'deep learning'. El protocolo TCP (Transmission Control Protocol), que regula las comunicaciones entre los ordenadores conectados a internet, ya lo habían inventado unas diminutas exploradoras de seis patas que viven en el desierto de Arizona.