Diversos estudios sugieren que los cerebros de las personas que se inclinan políticamente hacia la derecha es distinto del cerebro de quienes se inclinan hacia la izquierda. Parece que un cerebro de derechas se estresa más frente al caos, la falta de significado, la aleatoriedad, la incertidumbre. El cerebro de izquierdas, por el contrario, se siente más a gusto si existe cierto grado de incertidumbre, porque ello lo traduce como capacidad de maniobra y libre albedrío.