Seguramente en varias ocasiones has leído en los medios de comunicación que los cultivos genéticamente modificados (GM) “son dañinos para el medio ambiente”, “aumentan el uso de pesticidas”, “reducen la biodiversidad”, “merman la calidad del suelo”, entre otras cosas. Sin embargo, la realidad es totalmente opuesta, ya que los cultivos GM son una herramienta a la que no podemos renunciar para contribuir a mejorar la producción agrícola de una forma ambientalmente amigable.