Si utilizas mensajes cifrados, te aseguras de que sólo tú y el destinatario leeréis los mensajes que envías. El cifrado, concretamente el de extremo a extremo, utiliza complejos algoritmos matemáticos para codificar los datos de modo que sólo el destinatario pueda descifrar el mensaje. El proveedor de servicios no puede acceder a ellos, y el desarrollador de la aplicación que estás utilizando tampoco puede verlos. Esto impide que los posibles piratas informáticos o las herramientas de vigilancia del gobierno puedan espiar tus comunicaciones.