Necesitamos estar constantemente ocupados porque no tener tiempo libre se ha convertido un símbolo de estatus. Nos definimos por nuestro trabajo, por lo que hacemos, por lo que hacemos más que los demás o, al menos, por lo que parecemos hacer. El exceso de trabajo se ha convertido en un símbolo de estatus. Siempre que alguien nos pregunta somos conscientes de que debemos decir que estamos hasta arriba o, de lo contrario, daremos la sensación de ser unos vagos.