Algunos lo llaman ahora el «pánico satánico». Empezó en algún momento de los 80, cuando las noticias y los cómics fundamentalistas cristianos avisaban de los peligros de los juegos de rol de dragones y mazmorras, y se extendió hasta los 90, cuando la policía y los psiquiatras veían miles de acusaciones infundadas de abuso sexual ritual y se retiraban custodias de padres británicos acusados de adoración al diablo.