Según la acusación de la Fiscalía, María Asunción fue la que tomó la iniciativa de separarse y poner fin a su relación con Pascual «debido al clima de control, sumisión y dominio al que se había visto sometida» durante años por el procesado. El marido de la víctima tenía un carácter controlador y posesivo, hasta el punto de que prohibía a María Asunción muchas cosas, entre ellas «estudiar, tomar un café con las amigas, cortarse el pelo o comprarse un ordenador -bajo la premisa de que ‘eso es lo que hacen las putas.