Esa misma precisión milimétrica, acabarían dedicándola para producir objetos que conquistarían el mundo entero. En 1920, Juan Solozabal y Juan Olave, extrabajadores de la firma de armas Orbea, fundaron en Eibar la empresa El Casco. Primero, se dedicaron a la fabricación de revólveres de alta calidad, y tuvieron un éxito rotundo en el mercado de armas premium dentro y fuera de España.