Casi todos los que se han pasado el último mes dando lecciones sobre la inviolabilidad de las fronteras, la soberanía de los países y la inaceptabilidad de que las grandes potencias amedrenten a sus vecinos más pequeños -se me ocurre Rusia y Ucrania- se detuvieron para cantar las alabanzas de una mujer [Madeleine Albright] que defendió todas estas cosas en 1999. Salvo que, como era la OTAN quien se las hacía a Yugoslavia, Albright era una heroína y un icono, por supuesto. El 24 de marzo de 1999, la OTAN lanzó una guerra aérea contra Serbia...