Los partidarios del socialismo tienen algunas metas comunes: poner fin a la explotación, acabar con la división entre ricos y pobres, proporcionar trabajo para todos, igualdad de sexos, progreso económico, altos niveles de educación para todos, salud pública y universal. Para lograr estas metas, durante el siglo 20 se presentaron dos modelos: el proyecto ejemplificado por la URSS, y el proyecto socialdemócrata ejemplificado por Suecia. Cada proceso hizo su camino. Ahora toca crear un nuevo socialismo que supere las deficiencias de ambos modelos