Me gustaría ser algo más optimista, pero es imposible serlo en un país donde, después de todo lo que ha llovido, un 30% de los votantes piensa que Sánchez sigue siendo la opción más adecuada. Y ese enorme zurrón de votos no solo le avala en sus últimos movimientos, sino que le servirá de excusa para dar un giro más a la tuerca. Agárrense fuerte al asiento, que vienen curvas.