En Portugal, con la Revolución del 25 de Abril, se abrió camino en gobiernos más o menos progresistas. Pero ninguno tenía deudas con el salazarismo, hermano gemelo del franquismo. Y tampoco eran súbditos de ninguna monarquía que atenazara el desarrollo democrático. El rey de Portugal y su hijo murieron en 1910. Mediante la lucha política, programas de desarrollo social, avances, retrocesos y alguna traición, no se ha dejado espacio al surgimiento de monstruos como los que ahora han estallado en la cara en Madrid.