Con tres viajes a todo tren y todo avión en menos de dos años, y siempre a costa del erario público, Isabel Díaz Ayuso sigue empeñada en triunfar en Nueva York sin hablar inglés o en que los neoyorquinos aprendan castellano, que buena falta les hace. Ambos objetivos aún parecen bastante lejos de su consecución, primero por esa manía que tienen los neoyorquinos de hablar lo que les da la gana y luego por la reiterada falta de educación que muestran al no hacerle ni puto caso.