Son muchos los que le deben una disculpa pública a Rodríguez, desde los medios reaccionarios a los partidos políticos, incluido el suyo, que lo dejó en la estacada sin apenas luchar por él y su buen nombre. Batet también merece un castigo ejemplar por ejecutar la sentencia de aquella manera. Este fallo, en su doble acepción de sentencia y error, sirve de lección para todos los mamarrachos deslenguados y zascandiles que han puesto a parir a Rodríguez sin ningún motivo y que lo han juzgado por su apariencia física y no por lo que ha hecho
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