El peor enemigo de la izquierda española en este momento es la propia izquierda. Ya no necesita que vengan las cloacas y los medios, la derecha y la ultraderecha a destruirla, ella se basta y se sobra para devorarse sola. […] El único camino para resucitar a este enfermo agonizante es volver al origen, a los barrios y a las bases, a los territorios y a los cuadros, al diálogo y la escucha frente al ruido y la furia de los abducidos. Eso requiere que los de arriba se sienten a hablar y que los de abajo nos levantemos y nos pongamos en marcha…
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