China, a pesar de no ser un estado del Ártico, está cada vez más presente en la región polar. Durante la última década Shanghai ha invertido más de cinco millones de euros para protegerse de la crecida de las aguas. Con el derretimiento del hielo surgen nuevas oportunidades. Se abren nuevas rutas, provincias mineras y caladeros. En enero de 2018, China da el paso y presenta a la prensa internacional el libro blanco sobre su política en el Ártico. Además de sus ambiciones de desarrollar nuevas rutas marítimas abiertas por el calentamiento global
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