Joaquín recibió seis impactos de entrada y salida de una escopeta de posta, una munición que, como él mismo nos cuenta, no se usa nunca en manifestaciones ni en situaciones similares para disolver protestas. Joquín asegura que los disparos provenían de la policía porque delante de él "no había nadie más con escopeta que dos policías". "En el hospital me pidieron perdón y dijeron que había sido un error garrafal". Los médicos, cuenta el joven, "me dijeron que se llega a dar más arriba no podría estar hablando contigo"