«Muchos padres manifiestan un clara preocupación por el bienestar y educación de sus hijos». Sin embargo, «no saben cómo ejercer correctamente su papel». No sabe ejercer sus papeles porque se ha desdibujado e infravalorado la figura masculina y se ha devaluado la función paterna. «El padre se considera prescindible», asegura la autora de la investigación. Y solo es valorado en el momento que ejerce como «una segunda madre, una mamá-bis».