La cuestión es sencilla a primera vista, pero encontrar una respuesta satisfactoria está siendo más complejo de lo esperado: ¿por qué existen esas disparidades y qué fuerzas evolutivas las han esculpido? Si son tan útiles, ¿por qué algunas especies no las presentan? Los científicos proponen varias hipótesis, más o menos convincentes, sobre el dimorfismo sexual de tamaño. Entre ellas, la hipótesis de la selección sexual, introducida por primera vez por Charles Darwin, es la piedra angular.