Numerosos nacionalistas blancos son veganos y vegetarianos. Y no sólo se trata de una extraña coincidencia, sino que es una consecuencia de una de las creencias fundamentales del movimiento: el concepto de "sangre y suelo". Al idealizar la conexión inherente a la tierra y la naturaleza, "sangre y suelo" también subrayan las nociones de pureza racial y nobleza. Entonces, convierten los compromisos dietéticos en medios para demostrar la superioridad racial propia.