Un hombre fue mordido en los testículos por una enorme pitón en Tailandia, dejando su baño salpicado de sangre mientras la golpeaba desesperadamente hasta matarla con una escobilla de baño. Imágenes horribles muestran las consecuencias del intercambio de Thanat Thangtewanon con el reptil de 12 pies que se esconde en la curva en U del baño de su casa el martes. Thanat dijo que momentos después de sentarse sintió un dolor agudo que le desgarró los testículos.

El seleccionador, que se ha sumado a la fiebre de Twitch, ha respondido a una pregunta explicando que había cenado 6 huevos más judías verdes, zanahoria, boniato y un yogur. Luego el asturiano, además, añadió que puede comer perfectamente "seis huevos y más" en un solo día. Y pensándolo bien, como venimos de una tradición en la que no se podían comer más de 2 huevos en un día, o incluso en una semana, es una buena pregunta para trasladarle a un especialista en nutrición, colesterol...

Receta en 10 pasos de las pollas en leche, también conocidas con otros nombres, aunque menos usados, como huevos moles, huevos nevados o huevos a la nieve.

Dos concienciadas ecologistas nos muestran como tratar dignamente a las gallinas

El caso de Forence Owiti Opiyo, un joven de 20 años, llama la atención a cualquiera. Con un pene de un metro y unos testículos de cinco kilos de peso, este joven sufre de movilidad reducida: sus genitales le están impidiendo moverse con normalidad...

Todos hacemos o hemos hecho cosas que no somos capaces de admitir en público. Ningún hombre hetero admitirá en público que se tiraría a un hombre y ninguna mujer admitirá que ronca o que se tira pedos capaces de destrozar la capa de ozono. Está mal visto ser honesto y brutalmente sincero.

Pero hace poco hablaba con alguien entre cervezas de esa costumbre que tenemos los tíos de rascarnos las pelotas. Yo no me las rasco en público. Si me pican, me meto la mano en el bolsillo y disimuladamente intento rascarme.

Rascarse las pelotas no es síntoma de virilidad. Y a mi, como a todos me pican de vez en cuando. Y me rasco. Sin problema.

Pero en aquella conversación surgió otro tema más espinoso que aún se desconoce. Algunos hombres se huelen las manos después de rascarse las pelotas. Por qué lo hacemos.