El peregrino viajó con la intención de conocer al papa Francisco en persona, pero un acabó desviándose 1.400 kilómetros tras equivocarse por una letra a la hora de introducir el nombre de la ciudad de destino... Pero sus desgracias no terminaron allí. Mientras se preguntaba dónde había arribado, el anciano se olvidó de activar el freno de mano y en un descuido su vehículo comenzó a deslizarse hacia atrás por la inclinación del terreno, hasta impactar contra un cartel vial.