El corredor más rápido del año, el estadounidense Tyson Gay, ha dado positivo en un control antidopaje y ha sido apartado del equipo que participar en los Mundiales de Moscú a principios del mes que viene.

Cuando James «Buster» Douglas sube al ring de entrenamiento, puede percibir aún la electricidad acumulada en el vacío, la energía contenida de los cientos de periodistas y fotógrafos que se agolpaban en ese mismo cuartucho apenas diez minutos antes. Fotos para el otro, artículos para el otro, preguntas, siempre, para el otro. Douglas mira alrededor: solo quedan tres redactores y unos japoneses que descuelgan los carteles de promoción del evento. Desde los carteles, un Mike Tyson pasado de cocaína le mira apretando las mandíbulas...

Enero de 1986. Durante sus primeros nueve meses como profesional Mike Tyson ha subido al cuadrilátero quince veces y todas las ha ganado por KO. Es un comienzo meteórico e intenso, porque quince combates profesionales en menos de un año son muchos combates. Ningún campeón mundial de los pesados ha peleado tanto durante su temporada de debut.

Ángel David Rodríguez declaró que ha sido un día nefasto para la imagen del atletismo, en alusión a los positivos de Tyson Gay y de los jamaicanos Asafa Powell, Nesta Carter y Sherone Simpson, los que se llevan la pasta, a su juicio.

Jason Collins, veterano pívot de Washington Wizards, reconoce abiertamente su homosexualidad en la portada de ‘Sports Illustrated’. “No era mi objetivo ser el primer deportista que reconoce abiertamente su homosexualidad en el deporte estadounidense de primer nivel. Pero ya que me ha tocado serlo, estoy a gusto abriendo el debate. No quería ser el muchacho que levanta la mano en clase para decir que es raro. Pero como no lo ha hecho nadie antes, ahora lo hago yo”.

La noticia habrá caído sin duda como un jarro de agua fría entre los homófobos futboleros que consideran que en el mundo del fútbol no puede haber gays porque es un deporte muy de hombres. Y quizás, tal y como preconizan los diarios germanos, sea el principio del fin del tabú de la homosexualidad en el mundo del fútbol, uno de los pocos espacios públicos en los que la homosexualidad todavía brilla por su ausencia.