“El fútbol -nuestro fútbol- pertenece a la clase obrera y posee la amplitud, la nobleza y la generosidad de permitir que todo el mundo disfrute de él como espectáculo”, escribió Cesar Menotti. Y tiene razón, porque el fútbol nació y nace todos los días en los suburbios de cualquier ciudad del mundo. Sin embargo, no puede impedir ser utilizado por el negocio y por los políticos.