Los jugadores celebraban en el campo el título de la Bundesliga con unos enormes vasos llenos de cerveza. Jerome Boateng decidió volcar uno sobre Franck Ribéry, quien ante el peligro salió corriendo. El francés huía, no por ser mojado, sino que al ser musulmán sostiene que el alcohol es "un sucio trabajo de Satán" e intenta mantenerlo alejado de su vida y su cuerpo. “No voy a volver a hablar con él, sabe que soy musulmán. Estoy enojado”, dijo el francés.