Pongámonos en antecedentes. El 24 de Octubre de 1956, a un mes de la inauguración de los Juegos Olímpicos -fueron en diciembre para ser en el verano australiano-, se iniciaba la Revolución Húngara contra la invasión soviética. Los integrantes del equipo olímpico de waterpolo magiar -oro en Helsinki 52- quedaron atrapados en un lugar cercano a Budapest donde se entrenaban, sin poder acercarse a ver a los suyos, oyendo en la distancia el ruido de los disparos, y contemplando sus edificios incendiados.