Yo era muy del Barça, “más que un club”, siendo antifranquista. Y seguí siendo del Barça después, como catalán. Pero empezó a ser de nuevo “más que un club” cuando esto ya no estaba justificado, en la democracia, empleado ahora por una pequeña minoría política separatista que, falta de razones para convencer a las claras, se fue apoderando mafiosamente de nuestro equipo, de nuestra fiesta nacional y hasta de nuestra bandera, deformándolos de modo cada vez más descarado.