En 1941, Josef Kordik, un panadero alemán aficionado al fútbol, caminaba por una calle cuando se fijó en un vagabundo, al que creyó reconocer.Se acercó a el y descubrió que definitivamente lo conocía.Ese vagabundo, vestido con harapos y malviviendo en la calle, era su ídolo Mykola Trusevych, portero del Dinamo de Kiev.Al verlo en tales condiciones, y tras engañar a los nazis, le ofreció un trabajo en su panadería.