La solución llegó a tiempo para evitar el descenso administrativo a Segunda División B, que habría supuesto, casi con total probabilidad, la liquidación de la entidad gallega, inviable en la tercera categoría del fútbol nacional. Poco antes de las once de la noche, a poco más de una hora para que se cerrara el plazo, la Liga de Fútbol Profesional, el Deportivo, el sindicato de futbolistas y los jugadores de la primera plantilla de las temporadas 11-12 y 12-13 informaban de que habían llegado a un acuerdo.