El desmantelamiento de la Unión Soviética ha sido uno de los acontecimientos más traumáticos para la clase trabajadora internacional. El Estado soviético que servía como contrapeso del mundo imperialista y el faro del proletariado mundial, fue derribado por una revolución anticomunista orquestada desde arriba, esto es, desde los aparatos más profundos del Partido y del Estado soviético. Junto con la URSS desaparecieron las repúblicas populares del Pacto de Varsovia dejando a los trabajadores de estos países a merced del gran capital.

Como señala Ludo Martens en su excelente libro Otra visión de Stalin, “Lenin y los bolcheviques siempre lideraron una lucha revolucionaria contra las desviaciones burocráticas que, en un país atrasado, inevitablemente se producían dentro del aparato de la dictadura del proletariado. Estimaron que la dictadura estaba amenazada 'desde adentro' por la burocratización del aparato estatal soviético ”.

Mark Tauger de la Universidad de Virginia Occidental ha demostrado que la hambruna de 1932-33 tuvo causas naturales. No fue causada por la industrialización o la colectivización y no estaba dirigida hacia Ucrania. La hambruna fue aliviada, y luego superada, con la ayuda del Gobierno soviético.

Desde que tenemos uso de razón, nos han transmitido una imagen terrorífica de lo que fue la Unión Soviética, que incide sobre todo en una cifra mareante de víctimas a manos del perverso comunismo y, particularmente, a manos de Stalin. En relación con Stalin, en los últimos años ha tenido lugar una importante revisión historiográfica que rompe con muchos tópicos y tergiversaciones, sin que ello suponga una valoración apologética. Al respecto, el trabajo de Mario Sousa resulta imprescindible para deconstruir la leyenda negra sobre la URSS.

¿Por qué desapareció la Unión Soviética? ¿Era el colapso soviético inevitable? Hobsbawm citaba a un antiguo director de la CIA, que había afirmado: «Me parece que si [el líder soviético Yuri] Andrópov hubiera sido quince años más joven cuando llegó al poder en 1982, todavía tendríamos una Unión Soviética.» Sobre esto, Hobsbawm comentaba: «No me gusta estar de acuerdo con los jefes de la CIA, pero estas palabras me parecen completamente plausibles.» Nosotros también creemos que tal cosa es plausible, y discutimos las razones de ello.

El servicio de salud de la URSS acabó con las peores epidemias gracias a campañas que inspiraron al resto del mundo. Te contamos algunas de ellas.

La Constitución Soviética ha entregado a las mujeres la totalidad de los derechos políticos y cívicos. Las obreras y las campesinas tienen los mismos derechos de voto que sus compañeros masculinos. Como ellos, pueden elegir y ser elegidas; pueden ocupar el puesto que les convenga en los comités de fábrica, en las instituciones soviéticas, hasta las comisarías del pueblo. La socialización de la producción, la expropiación de los capitalistas y los grandes propietarios, conducen hacia la anulación completa de toda explotación y toda desigualdad.