“Cada vez que pasa un auto sin pagar a nosotros nos lo cobran, lo descuentas de nuestro propio sueldo”, cuenta. “En cada replica que había levantaba la barrera. Y la jefa empezó a decirnos que no se podían levantar las barreras. Yo quería irme. Porque tengo una hija, tengo familia y estaba desesperada. Y me dijo que no. Que habían ordenado que nadie se podía ir. Y me retuvieron ahí hasta el fin del turno. Hasta las 11 de la noche”, aseguró.