El boom de las carabelas portuguesas (y medusas en general), las frecuentes picaduras de peces araña o escorpión, la aparición de tortugas bobas o la llegada de cetáceos, como ballenas y delfines, poco acostumbrados a dejarse ver, son solo algunos ejemplos que este verano se sienten en el largo litoral español. Una realidad con un telón de fondo inminente: el ecosistema va a cambiar.