La falta de presupuesto por parte del consistorio provoca que el poblado, emblema de la Edad Moderna, siga deteriorándose. La villa que en Leganés hace siglos habitaron personalidades como el Conde-duque de Olivares, Góngora y Fray Luis de León es hoy pasto de los conejos, los escombros y el abandono. Las ruinas de todo aquello ven pasar el tiempo. La edificación se levantó en el siglo XVII, pero su estado es pésimo pese al intento de recuperación.