En noviembre de 1988 el primer transbordador soviético de la serie Burán partió hacia el espacio sin tripulación. En aquel momento nadie podía imaginar que aquella iba a ser la primera y última misión del proyecto espacial más costoso y avanzado jamás desarrollado por la Unión Soviética. El Burán había sido concebido en los años 70 como una respuesta simétrica al shuttle estadounidense, un programa que los militares soviéticos consideraban una amenaza potencial.