2013 los estadounidenses compraron medio millón de silenciadores para las armas de fuego. La cifra supone un aumento del 39% en comparación con el año anterior: en 2012 se comercializaron unas 360.000 unidades y en 2011, unas 285.000. Los silenciadores son tan populares que la gente se ve obligada a hacer una cola de hasta 9 meses para registrarlos en la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos. Muchos propietarios de armas se apresuraron a comprar rifles de asalto después de la masacre de Newtown, en la que murieron 20 niños