a han pasado seis meses desde la última batida de delfines en el infame pueblo de Taiji, Japón, y volverán a empezar el 1 de septiembre hasta finales de febrero de 2019. Estas matanzas se encuentran entre las mayores cazas de delfines del mundo, tanto por el número de delfines que se matan como por el número de especies objetivo. Cada año, los pescadores localizan a manadas de delfines migratorios que pasan frente a la costa de Taiji y las acorralan en una cala remota usando varias técnicas acústicas en el proceso, desde aterrorizar a los delf

Los cuerpos en descomposición de los delfines fueron descubiertos la semana pasada repartidos en la arena y las rocas en la pequeña isla de ‘Ata en Tonga. En ‘Ata, a una hora de la capital de Nuku’alofa, se aloja un centro penitenciario, pero las armas no están permitidas en la isla. Fue el funcionario penitenciario Kolianita Feke quien halló los cuerpos de los animales. “Llevaban muertos varios días,” dice. “Mostraban un agujero cerca de la zona de la cabeza y la boca provocado por un arma de fuego.” Vanessa Pirotta, investigadora de

Un número más en la larga lista de víctimas de los animales que son capturados para divertir a los humanos. Seaworld, en el rubro de la crueldad animal, ya tiene vasta experiencia. Esta enorme orca fue capturada en 1978 y poco tiempo después vendida al parque temático para participar en los shows. 40 años estuvo encerrada allí, actuando obligadamente ocho veces al día hasta que enfermó.