La tranquila vida en el barrio noiés de Argote se vio alterada en las últimas semanas tras unos ataques con balines a dos gatos. Uno de ellos, Morito, murió debido a que el proyectil, “probablemente disparado con un arma de aire comprimido, le atravesó la columna vertebral”. Los hechos ocurrieron el 2 de septiembre por la mañana. Morito, que solía pasear por el barrio, no regresó a casa y después de varias horas fue localizado a las 18.00 horas en una finca colindante a la vivienda que frecuentaba todos los días “sin reaccionar a estímulos".