Vamos por la mitad de legislatura y el PSOE ha vuelto a su perfil más alejado de sus siglas y de sus votantes; el de una organización neoliberal con alguna traza socialdemócrata para dar color al pelaje, pero indistinguible de la legislatura que podría estar haciendo un político del PP.
Es entendible que al haber tenido que lidiar con una pandemia no se hayan acometido otros proyectos, pero ahora se está viendo la auténtica alma de este partido, la que apuntala un régimen corrupto y podrido empezando por el plácet a la monarquía.
Podemos seguir con su adecuada intervención para regular el mercado de la energía, en donde su medida más relevante es la colocación de Carmona en el consejo de administración de Ibertrola.
¿Una ley para despenalizar el cannabis? Se tumba rápido. ¿Pasos para despolitizar la justicia? Se pacta con el PP y todo sigue igual. ¿Hay que aumentar la recaudación? No se toca ni a los grandes patrimonios ni a las SICAV ni a los beneficios de las grandes empresas, mejor poner un peaje en las autovías, un IVA nuevo para castigar a los que menos tienen.
¿Proporcionalidad de multas según el nivel de renta? ¿Revertir las inmatriculaciones de la iglesia? ¿Derogar la ley mordaza? Si eso otro día lo miramos.
Y llega la última con el bochornoso caso de Alberto Rodríguez y el veto de Nadia Calviño al trabajo de Yolanda Díaz.
Ha llegado el momento de parar, de plantarse y exigir sacar adelante leyes que reduzcan la desigualdad y que la sociedad demanda. Y si hay que dejar que el PSOE gobierne en minoría, o que se convoquen nuevas elecciones pues adelante, pero seguir uncidos a un puntal agusanado que soporta todo el sistema sólo puede hacer que Yolanda acabe en el mismo estercolero en el que se está sumiendo este gobierno.
El momento de ponerse firmes es ahora. No a tres meses de las elecciones.