-Buenos días, Ricardo. Me han dicho que querías verme. Pasa, pasa, tengo algo de prisa, pero siempre puedo sacar tiempo para ver a uno de mis empleados favoritos. Cuéntame...
-A ver, señor Ruipérez, ya sabe usted que llevo 9 años aquí, no he faltado ni un solo día al trabajo. Ni en los dos partos de mi mujer...he triplicado los beneficios de mi departamento en el último año y creo que ya va siendo hora de pedir...
-Una revisión de su sueldo. ¿Es eso, no?
-Sí...no quiero importunarle, pero creo que con toda la modestia, me lo merezco...
-Usted, ¿cuánto está ganando al mes?
-Pues 1900 netos, señor.
-Bien, le ofrezco 2300.
-¿2300?
-¿Le parece poco? Dejémoslo en 2500.
-No, señor, no me comprende. Yo lo que quiero es algo más emocional.
-¿Cómo?
-A mí los 1900 me dan igual. Como si quiere bajármelos. De hecho, bajémoslos a 1500.
-No entiendo...
-Yo quiero algo más sincero, más honesto. El dinero es superficial.
-¿Algo más emocional? ¿Cómo qué?
-Bueno, por ejemplo un abrazo semanal de su parte. Me vendría muy bien, los lunes por la mañana. Eso sería un comienzo maravilloso de semana.
-¿Un abrazo?
-Sí, señor Ruipérez. Eso me llenaría más que el dinero.
-Bueno, pues de acuerdo. Un abrazo será.
-Y si no le importa, poder poner canciones de Eros Ramazzotti en el hilo musical de vez en cuando.
-Claro que sí, Ricardo. Entiendo...
-Y me gustaría que me tutease, señor Ruipérez. Eso reforzaría mi autoestima y vale mucho más que el vil metal. Emociones, ya sabe...
-Vale, te tuteo. ¿Qué más quieres? ¿Comerme la polla debajo de la mesa mientras reviso los balances? JAJAJAJAJAJA
-Pues hombre, señor Ruipérez, yo no soy gay, pero significaría muchísimo para mí que me dejase...
-Seguridad, suban a mi despacho. Con las pistolas táser, por favor.