No le demos vueltas: hay un patrón claro y consistente de abaratar las cosas para no tener que subir los salarios.
Si puedes viajar por medio mundo con cuatro duros, no te encabronarás tanto con la nómina. Antes te gastabas dos mil euros en las vacaciones y ahora te llega con mil, así que no hace falta subirte el sueldo, porque no lo vas a notar. El capricho que te dabas te lo sigues dando, ¿no? Pues sigues siendo rico. Por eso le permitimos a los piratas irlandeses que se pasen por el forro las leyes de los países y los derechos de los viajeros. Porque ayudan a que la gente no exija.
Pero la gente quería cositas, caprichines modestos, bolis, lápices gorrasy hasta dildos de ocasión. ¿Por qué no? Todas aquellas cosas, desde la bombilla a la herramienta que antes había que mimar, se podían comprar impusivamente en el bazar chino sólo con la calderilla de la cartera. Estaba todo tirado de precio y no había nadie tan pobre como para no poder comprar una docena de vasos y una tetera de cartón. ¡Qué coño! ¿Cómo dicen que somos pobres si ahora tenemos de todo y no hay que andarse peleando con el niño por una excavadora de juguete o un disfraz de explorador? No hay por qué pelear los salarios: estamos bien. Tenemos de todo. Por eso a los chinos se les permite crear sus propios horarios y su propia legislación laboral. Porque ayudan a que la gente no exija.
¿Tienes que cuidar al niño o al abuelo? Te traigo una dominicana y no le exijo los papeles. Pero no pidas aumento de sueldo. ¿Qué falta te hace?
Puedo seguir con Zara y las prendas de temporada. Puedo seguir con los Uber, los Airbnb, las bicis gratuitas que pagan los ayuntamientos y con muchas cosas más, incluidos los bonos de transporte público y las rebajas de RENFE que tanto aplaudimos todos. Son cosas que gustan a la gran empresa porque ayudan a que la gente no exija.
Y ahora le toca el turno a la vivienda y, no sé si os habéis fijado, con el estruendoso silencio de la gran patronal. Porque caseros que sean grandes empreas hay en el fondo un puñado, porcentualmente, comparados con el sector de los pequeños propietarios. Y para que la gente no exija subidas de sueldos se le dice que se bajarán los alquileres o que, bueno, si no bajan, no pasará nada cuando dejes de pagar. Porque la jugada es la misma: ayudarte a tirar para adelante, pero sin pagarte más.
Y en algunos casos no lo veo mal, oye. Lo que veo mal es la ceguera a la hora de buscar lo que hay detrás de esta proliferación de cutredades, rebajas mezquinas y reduflaciones, de paquetes de 895 gramos de arroz en vez del Kilo, y hasta guiños al copyleft para que la gente tenga lo que quiera, pero que no le cueste dinero, porque entonces exigiría salarios mejores.
El camino que te lleva a la mierda también puede estar flanqueado de rosales. ¿Por qué no?