A veces un pequeño cambio marca la diferencia entre ser uno más y ser alguien que transmite una opinión o una propuesta original. A veces es un cambio diminuto, insignificante, una reducida variación gramatical en el orden de las palabra. Pero es suficiente pare reivindicar la diferencia y la lucha contra la uniformidad.
A veces basta con una pequeña variación, permutación, combinación acaso, de ideas conocidas para crear un nuevo paradigma, una recién horneada realidad ideológica que, incardinada en viejos moldes, consigue aún así sobrepasar los límites del costumbrismo para construir, o deconstruir, un nuevo mensaje.
El buen entendedor no necesita mayor acumulación de caracteres. Lo bueno, si breve, dos veces breve.
El eximo, si eximio, dos veces exiguo.
Valet.