Imagina que eres un científico con talento, que tienes la capacidad de inventar algo nuevo o revolucionario dentro de tu ámbito, del cual vas camino de ser una eminencia. Esa es una clave, aún no eres reconocido, pero tiempo al tiempo. La ambición va a lograr ese camino. Allá vamos.
Un día aparece alguien del gobierno que sabe todo sobre ti, lo cual te sorprende, halaga y por lo tanto te ciega por un momento. Te propone apoyar tu investigación y por lo tanto un futuro proyecto. Además, no estarás solo, tendrás un equipo eficaz de científicos a tu lado para avanzar más rápido: no te va a faltar nada.
Tu sueño se va a cumplir, al fin te reconocen. Aceptas.
Y lo logras, vaya que sí, la invención de tu vida, aunque, como ya temías a mitad del proceso del proyecto, va a destinarse para uso militar. Va a morir gente de la que no sabes nada, te remarca el mismo tipo que te hizo la oferta y que ahora es muy amigo tuyo, ambos sabéis casi todo el uno del otro. Te dice entonces que va a dejar tu vida solucionada. Hasta tu muerte como anciano, no te faltará nada, ni a tu familia ni a nadie que no se relacione contigo. Has logrado tu sueño, disfrútalo orgulloso, por favor. Surje además la opción de poder seguir colaborando o retirarte a tu hogar a seguir investigando en lo que ya tú quieras, sin importar, con una manutención del gobierno. Pero ese es el caso, que todo es secreto, no puedes hablar o todo se irá al traste. Se las arreglarán para hundirte y desmentir todo lo que digas, tienen el poder de sobra para hacerlo. Serás menos que nada. Asumes, o descubres, que los científicos existen para que los demás se aprovechen de sus descubrimientos e invenciones.
Pero miras a la televisión, por Internet... y reconoces tu creación. No aspirabas al Nobel, pero tu ingenio es tan productivo y efectivo como el de cualquiera de esos galardonados.
¿Qué hacer? Estas en tu garaje, con las ganas del científico inspirado. ¿Deberías callar por siempre o expandir la verdad? Tienes documentos, diseños, todo sobre la invención que usa el ejército con frialdad. ¿Mejor resignarse? No olvides ese talento que tan lejos te ha llevado, ¿lo vas a desaprovechar así?