Trump y sus mentiras, Bolsonaro, Vox, los iluminati, la ultraderecha en la vieja Europa…
Creo recordar que todo nació con el 11S, reconozco que yo también sentí que podía ser un ataque de falsa bandera. Ahí está la cuestión, dejarse guiar por lo que puedes sentir y creerlo a pies juntillas, todos tenemos esa tendencia a creer en otra versión diferente a la que te cuentan, porque dudas, porque te parece interesante, es una idea diferente y atractiva.
El problema es que hoy, después de una pandemia que nadie imaginaba hace sólo 3 años, las teorías de la conspiración han cautivado a millones de personas en todo el mundo. Personas que son capaces de creerse que nieva plástico, que le acercan el mechero a una bola de nieve y no se creen el principio físico que hace que no se deshaga y se ponga negra. Tampoco están dispuestos a escuchar, sólo quieren seguir “enganchados” a su droga particular. Su conspiración particular.
Tengo un amigo que se ha hecho un experto en los temas de iluminati, y lo cree a pies juntillas, y me ha contado cómo Trump es bueno. He comprobado con sus historias, algo horrorizado, cómo personajes con un corazón oscuro como Trump pueden ser capaces de convencer a un alma tan pura como es mi amigo.
No es sólo un amigo por aquí y otro por allá, son muchos, y son también familiares, y son buenas personas que creen realmente hacer algo bueno y actúan de forma muy diferente a como actúan aquellos a quienes creen.
Se ha llegado a un momento en el que el pensamiento conspiranoico ha alcanzado un gran potencial, la cuestión es si la solución es luchar contra él, porque quizás le da más armas, o es mejor simplemente mostrar la evidencia y ser comprensivos con aquellos que caen en las redes mediáticas de la mentira y la manipulación.
La sociedad está en un momento en el que todo parece ser mentira y todo puede ser verdad. Sólo que eso no es cierto.