En el año 2008, tras elecciones generales, Zapatero repitió de presidente, Pepiño Blanco ocupó el cargo de vicepresidente del PSOE, además de ministro de Fomento en el gobierno socialista. En el mundo digital fue famoso por prestar su nombre a los “ciberpepiños”, personajes ficticios que supuestamente comentaban a favor del PSOE y trabajaban en silencio tumbando noticias críticas con el gobierno y subiendo a portada noticias que encomiaban la acción del gobierno.
Aunque nunca se pudo demostrar que el PSOE realmente tuviera un “ejército” de ciberpepiños el término caló hondo en el imaginario popular de los meneantes, y de la internet patria:
mienmano.blogspot.com/2009/02/la-invasion-de-los-ciber-pepinos.html
www.europapress.es/nacional/noticia-psoe-anima-ciberprogresistas-votar
Incluso se publicó un manual para el cibervoluntario progresista que todavía podemos descargar de la web del psoe (como vemos no se esconden de nadie porque no lo necesitan):
web.psoe.es/download.do?id=117911
En aquella época comenzó a aparecer por menéame el apelativo “ciberpepiño” dedicado a todos aquellos que en opinión de algunos meneantes apoyaban la política del gobierno. El término ciberpepiño sustituyó casi por completo los comentarios razonados. Así que pronto en lugar de escribir una respuesta razonada algunos meneantes empezaron a usar el término ciberpepiño como crítica a un argumento.
Fue sintomático, la obsesión por el personaje de Pepiño Blanco marcó el camino. Estábamos mostrando los síntomas de una enfermedad, conforme a la cual nuestra obsesión por mensajes cortos e insultantes devoraba por completo a la razón y al argumento. Las buenas formas se podían romper con la excusa de los ciberpepiños.
Pronto la ira de algunos usuarios se desató contra los llamados “ciberpepiños”, empezando a aparecer comentarios del siguiente tenor literal:
Muy bueno. Estos ciberpepiños constituyen una auténtica mafia que ha podrido ya el corazón de meneame. Aconsejo la fumigación.
Mafia, podredumbre de menéame, fumigación. La síntesis trinitaria de la derecha en menéame. Y la reiteración del abuso de la mala educación así como del odio hacia nuestra comunidad y sus miembros.
Ciertamente siempre hubo defensores a muerte del PSOE, pero el término ciberpepiño alcanzó no solamente a estos sino a todos los que argumentaban positivamente respecto de políticas sociales.
Lo que empezó como una denuncia contra el PSOE y sus cibervoluntarios pronto derivó en argumento simplista y efectivo para eludir el debate.
Los usuarios de derechas de menéame (siempre han estado aquí, por mucho que digan que menéame es solamente de izquierdas) dejaron de argumentar en los comentarios, y se conformaron con calificar de ciberpepiño a cualquiera que defendiera una política socialista. La táctica funcionó, bastaba decir ciberpepiño para contestar a un mensaje, dejando de lado cualquier argumento racional. Funcionó durante un tiempo, claro. Porque muchos que eran acusados de ciberpepiños argumentaban en sus comentarios, demostrando que estaban por encima de calificativos que trataban de desvirtuar su opinión.
Todo se lo llevó el tiempo. Y menéame permaneció. Los ciberpepiños, o más bien el uso de la palabra ciberpepiño, se perdió.
Han pasado más de 10 años, y hoy tenemos menéame lleno de cibersmiths, y a muchos usuarios pidiendo su baneo. La historia se repite aunque con unos matices impresionantes.
En primer lugar, aquellos que acuñaron el término ciberpepiño se han transformado, quizá sin darse cuenta, en cibersmiths.
En segundo lugar, los ciberpepiños eran defensores, mientras que los cibersmiths son agresores. Los llamados ciberpepiños hacían comentarios defendiendo determinadas políticas del PSOE, y los cibersmiths hacen comentarios atacando todas las acciones del gobierno PSOE-PODEMOS.
Los llamados ciberpepiños hacían comentarios inteligentes, razonaban. A cambio se llevaban el calificativo de cibervoluntario del PSOE.
Los actuales cibersmiths simplemente reproducen argumentos sacados de memes, y los reproducen hasta la saciedad. Da igual que la noticia hable de la semilla de amapola que ahí vas a tener un cibersmith haciendo referencia al 8M, al chalet de Pablo Iglesias, o a la superioridad moral de la izquierda.
Los ciberpepiños gozaron de un estado de cosas donde no se analizaba tan profusamente el tema de los bots, las cuentas falsas, las campañas de bulos, y todo eso. Aunque quedó constancia de un manual, que puede ser revisado en nuestros días. Lo que indica que no había nada de criminal ni inmoral en lo que proponían.
Los cibersmiths no publican manuales en las páginas oficiales de sus partidos, sino que trabajan en redes sociales, y muchas veces de manera anónima. Son atacados por las propias redes sociales y se esconden en otras redes. La opacidad es su bandera.
Los cibersmiths están bajo el ojo de periodistas, bajo el ojo de las fuerzas de seguridad, y bajo el ojo de las grandes tecnológicas, y entre todos les están haciendo la cibercampaña casi imposible.
Los ciberpepiños no tuvieron que abandonar ninguna plataforma con la excusa de la libertad de expresión, no tenían que ocultarse ni de los periodistas, ni de las fuerzas de seguridad, ni de las grandes empresas tecnológicas. Los ciberpepiños no eran peligrosos, simplemente defendían sus ideas.
Los cibersmiths han sido catalogados por las tecnológicas como peligrosos, y los propios cibersmiths se han roto por la mitad con migraciones de Whatsapp a Telegram, o borrando Twitts obligados por las condiciones de uso de Twitter.
Los cibersmiths han criticado a las fuerzas de seguridad por mantener el orden constitucional. Los cibersmiths han atacado a periodistas que verifican información.
Otra diferencia importante es que los cibersmiths se han reproducido durante el estado de alarma, mostrando que su capacidad ofensiva es superior a su capacidad defensiva, y que su objeto es la agresión y no la defensa, aprovechando para ello cualquier momento de debilidad de los ciudadanos.
Los cibersmiths son más oscuros en su manera de actuar pues no tenemos una guía, como sí ocurría con los ciberpepiños, publicada por el partido, y tenemos que irnos a Whatsapp para ver las nuevas directrices marcadas a los cibersmiths.
Los cibersmiths destruyen, y es complicado extraer algo constructivo de su forma de actuar y vandalizar las redes.
Esta comunidad tiene unas normas, y los cibersmiths se las saltan. Los cibersmiths dicen que menéame es un nido de rojos, que tenemos pensamiento único, y continuamente atacan a esta nuestra comunidad. Pero aquí siguen, porque realmente menéame les gusta. Y como les gusta y no es suya, se comportan como el pretendiente rechazado y celoso, al que todo le parece mal, y que está siempre vigilante a ver a quien lleva menéame hoy del brazo. Su comportamiento antisocial es palmario.
No tejen la tela de araña, solamente la rompen.