Es terrible lo que está pasando en el PP, indignación de un lado y el otro, unos acusando a Ayuso de favorecer a su hermano en un contrato público, ella acusando a la dirección del PP de urdir un plan para destruirla. Y la mayoría de medios dando más credibilidad a uno u otro según sus intereses políticos, "escandalizados" por lo que se denuncia.
Aunque quizá lo más terrible es que la mayor parte de estos medios no dieron tanta importancia cuando el PP recurrió a las "cloacas de interior" para "urdir un plan para destruir" a rivales políticos o para dificultar las labores de investigación de sus corruptelas.
"Mira lo que ha hecho Ayuso", "mira lo que le han hecho a Ayuso"... ¿y que el mismo partido hiciese eso mismo que consideran escandaloso, no desde las "cloacas del PP" sino utilizando el Ministerio del Interior e implicando a la policía, no fue lo suficientemente grave?
Para ellos no es un problema el daño realizado a otras fuerzas políticas y a la "plenitud" de "nuestra democracia", bulos que aprovecharon sin ningún tipo de pudor para defender esa misma e incuestionable "plenitud", para ellos el problema es el daño que se hace el PP a sí mismo, a "un partido de gobierno", hay que joderse.
Hay quien ha comentado por ahí que "si esto se hacen entre ellos mismos, qué no harán a otros". Si ya lo han hecho, pienso que uno de los peores delitos que puede cometerse en política es el uso partidista y delictivo de las instituciones.
Sucedió hace años con el GAL, que se solventó de una manera que sólo es posible en las "democracias plenas", tanto es así que el hecho de que la representante de un partido político se despida tras la muerte de uno de los condenados por terrorismo de estado diciendo "Que la tierra te sea leve, mi General. Hoy, más que nunca, Intxaurrondo en nuestro corazón. Descansa en Paz." no encienda las alarmas de todos aquellos que intentan aparentar que condenan el terrorismo, quizá por eso mismo, porque sólo se trata de aparentarlo.
Y volvió a suceder otra vez, utilizar el Ministerio de Interior y la policía, esta vez contra rivales políticos y para ocultar pruebas de delitos. Y, otra vez, los defensores de "Su Plenitud" decidieron que no era tan importante el uso delictivo de las instituciones como sí lo eran los delitos inventados que había que utilizar contra rivales políticos.
Para el activismo político ejercido desde los medios el problema no es tanto lo que se hace como contra quien se hace. Están más preocupados en la derecha mediática por el "daño autoinfligido" que por el deterioro de las instituciones cuando el daño es contra "quienes lo merecen".