Ver crecer un árbol a partir de una semilla tiene algo de magia. Una magia que se produce todos los otoños de manera natural. Sin embargo, nosotros también podemos convertirnos en magos y hacer que la magia suceda en nuestra casa.
Plantando una bellota nacerá un árbol que podremos trasplantar en un año. Sin esfuerzo y sin tener ningún conocimiento. Lo más difícil del proyecto es conseguir la bellota. Debemos buscar un lugar cercano donde haya robles o encinas. En Madrid la Casa de campo y El Retiro son los lugares habituales donde aprovisionarse de bellotas. Si vives en otro lugar prueba a poner en un buscador "parque con robles en <tu ciudad>" y seguro que algo aparece. Si aún así no hay manera, puedes probar a buscar en este mapa en donde aparecen señaladas zonas en las que hay Quercus, la familia de árboles que da bellotas.
Una vez tienes la bellota lo único que tienes que hacer es meterla en compost, mantenerlo húmedo y esperar que germine. Así de sencillo. Este vídeo de la asociación ARBA lo cuenta estupendamente y paso a paso. Es importante que el compost sea de cierta calidad o es posible que la semilla termine muriendo. Si eres de género impaciente puedes acelerar el proceso quitando la corteza por la zona de la punta como cuentan en este vídeo. Eso sí, se muy cuidadoso de cortar solo la corteza y no cortar la semilla. En unas semanas tu bellota será un arbolito que habrá echado sus primeras hojas y en unos meses será un árbol. A finales del próximo otoño o comienzos del invierno tendrá suficiente fuerza para que puedas trasplantarlo a algún terreno cercano a tu casa. Para plantearlo en su lugar definitivo sigue los consejos que te da Miguel Ángel Silvestre. Si tienes paciencia y haces todo lo anterior habrás creado a un ser vivo que puede sobrevivir hasta 1000 años. Y si no lo consigues, no te preocupes. No te desanimes y vuélvelo a intentar el próximo otoño.