No se trata sólo de hacer hueco a los jóvenes. No se trata de que las personas de cierta edad tengan derecho a unos buenos años de vida tranquila antes de pasar por el crematorio. Todo eso es muy justo, está muy bien, y centra habitualmente los debates, porque a la gente le gusta mucho hablar de reparto, equidad, y esas cosas. Pero creo que el verdadero debate, la verdadera raíz del necesario debate, está en otro tema que nunca o casi nunca se toca.
La jubilación tiene que ser obligatoria, y a los 65, porque las personas mayores copan los puestos de dirección e imponen sus puntos de vista. Y eso es nefasto, en una sociedad que evoluciona a toda velocidad. Eso es especialmente nefasto en la función pública y algunos trabajos de prestigio.
Decía Ramón y Cajal que la ciencia sólo avanza a golpe de funerales y jubilaciones. Y tenía razón. Y no sólo en la Ciencia.
Mientras haya un catedrático, todos los trabajos de ese departamento seguirán su línea argumental y científica.Mientras el catedrático no se jubile, se seguirá investigando y enseñando en la línea que a él le parezca más cómoda, o sea, en la que conoce, o sea, en la que fue puntera hace treinta años.
Los tratamientos preferidos en un hospital serán los que mejor conoce el jefe del equipo médico, y si el jefe del equipo médico es un carcamal emérito, los tratamientos serán buenos, probados, pero nunca innovadores.
Si el jefe de un negociado público, el que sea, tiene sesenta y ocho años, lo querrá todo sellado, firmado, y con una póliza de cincuenta céntimos. No esperes que le interese innovar nada. No esperes que racionalice la administración. No esperas que se ponga a aprender nada, cuando le van a pagar lo mismo, más trienios, simplemente por estar obsoleto.
Y luego te dicen que hay que aprovechar su conocimiento y experiencia. Vale. Pues si tan grande es el valor de su conocimiento y experiencia, que vayan a trabajar a la empresa privada, en el caso de los trabajadores públicos. ¿A cuántos los contratarían a los 68 por sus conocimientos y experiencia? ¿A un 5%? Pues que los contraten y que les cunda a sus empleadores.
Los ejemplos son infinitos, y llevan todos a lo mismo: mientras los viejos dirijan el cotarro, generarán un medio ambiente a su medida. Sólo se puede avanzar enterrándolos o jubilándolos, como decía Cajal.
Me quedo, de momento, con jubilarlos. O con retirarles cualquier función directiva, al menos. Que sigan, pero no manden, si nos ponemos exquisitos.
No más fósiles eméritos, por favor. Dejad sitio a los jóvenes. Dejad de hacer de tapón a los cambios que tanto necesitamos.