El otro día se debatió en el Ayuntamiento de Murcia una moción del grupo municipal Cambiemos Murcia cuyo fin era conocer los bienes de la Iglesia inmatriculados en el municipio, así como instar las medidas legales para recuperar aquellos posibles bienes que, estando inmatriculados por la Iglesia, pudiesen ser de titularidad municipal. Cuando se votó, hubo un empate que el alcalde del PP resolvió con su voto de calidad, quedando rechazada la moción y permaneciendo corrido el tupido velo que protege los bienes eclesiásticos.
La sorpresa fue mayúscula, porque la suma de los votos de PSOE, Cambiemos Murcia y Ahora Murcia (ambas candidaturas integradas por miembros de Podemos) era suficiente para aprobar la moción. Pero el concejal de Ahora Murcia Miguel Ángel Alzamora no acudió a la votación, permitiendo al PP tumbar la medida. Unos lo achacan a su negligencia, y otros afirman que actuó con alevosía, ya que la moción venía de su candidatura enemiga (Cambiemos Murcia). Dado lo llamativo del asunto, la prensa murciana se hizo eco enseguida www.facebook.com/photo.php?fbid=329753167587300&set=a.211052229457
Para entender bien el contexto, es necesario saber que en las últimas elecciones municipales se promovió una candidatura que aunase a las fuerzas progresistas de Murcia (Equo, Podemos e IU) y cuyas listas serían elegidas por primarias. El nombre de la candidatura sería Cambiemos Murcia.
Todo iba bastante bien hasta que llegó el momento de presentar las listas a las primarias. La cúpula local de Podemos montó una lista con su gente de confianza, sin consultar a las bases del partido ni intentar integrar a otras corrientes internas. Entonces, los sectores descontentos del partido presentaron una segunda lista. E IU presentó su lista propia. Y ganó de calle.
Aunque eran menos, los de IU fueron unidos, a diferencia de Podemos que presentó dos listas diferentes, que dividieron su voto y provocaron la derrota.
Entonces la cúpula local de Podemos acordó abandonar Cambiemos Murcia y promovió una candidatura municipal con su gente de confianza, que se constituyó de un día para otro, sin primarias y con una lista cerrada que integraban los cuatro amigos que dirigían el partido en el municipio. Esa candidatura fue Ahora Murcia.
Podemos dio su apoyo a Ahora Murcia pese a que en un referendum interno, los inscritos habían votado que se debía apoyar a Cambiemos Murcia. La Comisión de Garantías del partido declaró nula esa decisión de la cúpula, pero los jefes del partido hicieron caso omiso y siguieron apoyando a Ahora Murcia durante toda la campaña. Al final. Cambiemos Murcia obtuvo 3 concejales y Ahora Murcia otros 3.
Pese a que en teoría ambas candidaturas tienen los mismos objetivos, sus tiranteces y desencuentros se han repetido durante la legislatura. Pero nunca hasta el punto de dejar ganar al PP una votación tan relevante porque la moción había sido presentada por una candidatura que no gusta. Quienes piensan que la ausencia de Alzamora fue intencionada, se dividen entre los que creen que lo hizo por propia iniciativa (siempre ha sido un hooligan) y los que creen que fue una orden de Alicia Morales, la líder indiscutible de Ahora Murcia. En cualquier caso, ganó el PP y los bienes de la Iglesia seguirán ocultos.
Siempre digo que las ideologías son importantes, pero aún más relevantes son la ética personal y los valores de quienes dicen defenderlas. Sin un mínimo de madurez, honestidad, espíritu democrático, altura de miras y rechazo a la endogamia y al control de lo público por grupos de amiguetes, es imposible sacar adelante nada que merezca la pena, y ello independientemente de la bandera que se enarbole. Joder, qué tropa...