Pocos axiomas hay más evidentes en una democracia que "una persona, un voto", pero no todos cuantos participan de la democracia son demócratas. Así, podemos encontrar en distintos tiempos y lugares maneras variadas de suprimir votantes, ya sea de manera dura o blanda, perpetradas por personas poco amigas de la participación democrática.
Las tácticas de supresión de votantes existen en dos variedades en función de su invasividad: blandas o duras.
Las tácticas blandas para suprimir votantes son distintas formas de hacer que una persona o grupo de personas decidan no votar. Aquí lo importante consiste en plantar en su cabeza la semilla de la idea de abstenerse, de tal manera que la abstención germine por sí misma. Sería como la película "Origen" (Inception), de Christopher Nolan.
Una de estas tácticas es la difusión de bulos con el fin de promover la abstención. Esta clase de falsas informaciones pueden ser tanto sobre el procedimiento mismo para ejercer el voto, como sobre la limpieza de las elecciones, como de cualquier otro tipo que pueda resultar capaz de hacer que un elector decida abstenerse o que su voto acabe no contando. Sobre la primera variante vimos ejemplos procedentes tanto del entorno de Vox como del de Podemos:
- En el caso de la formación de color verde claro, se difundió por redes el bulo de que era importante que en la papeleta para el Congreso se escribiese el nombre de Irene Montero. El objetivo de esto era inducir votos nulos entre los que ordinariamente habrían ido a Podemos.
- El entorno de la formación morada, por su parte, lanzó por redes la información de que si el nombre de Santiago Abascal no aparecía en la papeleta de tu provincia, era importante o necesario escribirlo a bolígrafo. El objetivo era el mismo, eliminar votos.
En EE.UU se pueden ver estrategias más creativas, como la difusión de bulos sobre "procedimientos alternativos de votación". Así, cuando fueron las elecciones presidenciales de 2016, una información que circuló, principalmente dirigida a ciudadanos negros, era que se podía votar mandando un SMS a un determinado número. No se sabe cuál fue el nivel de efectividad, pero el intento de supresión ahí está.
Sobre el segundo estilo, no dejaron de circular informaciones, infundios, pamemas, camelos, dimes, diretes, y cuentos chinos con el fin de hacer que votantes de distintas formaciones políticas se quedasen en casa ya que las elecciones estarían supuestamente amañadas y por tanto ni merecía la pena ir a votar.
Dentro de las tácticas blandas nos encontramos también las encuestas desmotivadoras. En este caso no se cuestiona la limpieza del procedimiento electoral, sino que se vaticina un resultado catastrófico. La idea detrás de esto es sencilla: "¿Para qué voy a votar si la derrota es segura?". Las encuestas previas a las elecciones generales daban, por norma general, una victoria rotunda del PP, asegurando un gobierno con Vox. Estas encuestas tenían por finalidad desmoralizar al votante de izquierdas para que considerase la opción de no votar.
Las tácticas duras, por su parte, son directamente intrusivas a nivel material. En España la única táctica dura de supresión de votantes que haya habido ha sido el procedimiento del voto rogado para los españoles residentes en el extranjero. Al hacer muy difícil el procedimiento para ejercer el derecho de sufragio, la inmensa mayoría decidió ni siquiera intentar ejercerlo.
EE.UU, no obstante, es una auténtica factoría de ideas para suprimir votantes, y a ese respecto nadie iguala la creatividad del Partido Republicano, que parece disponer de las mentes más nefarias. Vamos con ejemplos, que la lista es espectacular:
- Reducir mucho el número de locales electorales en los barrios negros, inmigrantes, y pobres. Esto hace que en los barrios donde se vota habitualmente demócrata sea mucho más difícil votar. Si en un distrito de clase media hay un local electoral por cada 2.000 habitantes, se tardará poco en votar. En un distrito pobre, en cambio, pondrán un local electoral por cada 20.000 habitantes, haciendo que se formen colas de varias horas de duración para votar. En martes laborable.
- Seleccionar cuidadosamente qué tipo de documentos de identidad se consideran válidos para votar. El carnet de estudiante, emitido por las autoridades estatales, tiene igual probabilidad de que lo tenga un negro que un blanco, así que mejor no permitirlo. El permiso de portar armas a la vista, en cambio, es 6 veces más probable que lo tenga un blanco. El carnet de conducir es 3 veces más probable que lo tenga un blanco, así que también vale.
- Reducir el período de voto anticipado. Las personas menos pudientes tienen una mayor tendencia a ejercer el voto anticipado ya que el martes electoral es laborable, así que hay que reducir su capacidad para votar, limitando a unos pocos días el plazo de solicitud de voto anticipado, y reducir también los plazos para ejercer voto anticipado.
- Limitar el voto por correo. En este apartado se les ocurre de todo: desde que sólo se pueda ejercer el voto por correo por causa médica hasta que la identidad de quien quiera ejercer este derecho tenga que ser certificada por un notario, o que haya que aportar dos testigos que certifiquen tu identidad en el momento de entregar el sobre en la oficina de correos.
- No permitir que en el período de voto anticipado abran las oficinas de las comisiones electorales en domingo. En vez de abrir todos los días como es ordinario para estas oficinas en ese concreto período, abrirían de lunes a sábado. Se da el caso de que entre las comunidades negras existe un programa llamado Souls to the Polls, por el que los feligreses o curas se ofrecen a llevar a la oficina electoral después de misa a a la gente que no tenga coche pero quiera votar.
- Pérdida de derecho de voto si entras en prisión. Hay estados en que si has tenido una condena con pena de prisión, pierdes tu derecho de voto para siempre jamás, a menos que el gobernador te conceda la gracia extraordinaria de restaurarte tus derechos civiles. Para más inri, el siguiente gobernador podría decir revocar la gracia otorgada por el anterior.
Por último, hay un caso peculiar de supresión de votantes en España, pero que no es algo orquestado sino iniciativa particular de ciertas gentes malintencionadas: inducir votos nulos por despiste.
Si un sobre contiene dos papeletas de un mismo partido, se considera como voto válido ya que se tiende a asumir que se ha producido un despiste, y que el votante habría cogido dos papeletas del montón sin haberse dado cuenta; en cambio, si hay dos papeletas de partidos distintos, se considera el voto como nulo. Así, puede haber personas que cuando acceden a la cabina de votación introducen papeletas su partido preferido en los sobres vacíos, de tal manera que un votante que no preste excesiva atención pueda acabar votando nulo.