Leo una entrevista a Pablo Hasel en el periódico digital Vilaweb, le preguntan:-¿esperas algún permiso penitenciario o una flexibilización de tu régimen?
Respuesta: no, los presos políticos que nos negamos a arrepentirnos........no tenemos beneficios penitenciarios y cumplimos la condena completa. El programa de tratamiento que nos quieren aplicar y que rechazamos rotundamente busca que digamos que lo que hemos hecho ha estado mal.
Podría tener alguna lógica pedir el arrepentimiento en algunos de delitos que universalmente y en todo momento tuvieran la consideración de cosas malvadas como atentados a los derechos humanos, pero muchos otros son políticos en mayor o menor grado; pero en el caso de delitos de opiniones políticas, como es el caso, la exigencia de arrepentimiento es una vulneración de la libertad de pensamiento muy parecida a la de la Inquisición, que también exigía la confesión y el arrepentimiento para poder considerar el regreso del hereje al seno de la Iglesia y la verdadera fe (y de paso rebajarle la pena que en casos muy graves era sustituir el ser quemado vivo por el ser estrangulado antes de que su cuerpo fuera pasto de las llamas).
Entonces no había ninguna libertad de pensamiento religiosos ni político, el rey lo era por la gracia de dios y la existencia de este estaba fuera de cualquier cuestionamiento.
¿Estamos en la España actual igual que en el siglo XV?
En una cosa si lo estamos, entonces el monarca y su corte tenían un montón de halagadores a su alrededor, hoy cuando esta mañana he ido al kiosko a tirar la primitiva me he fijado en las portadas de las numerosas revistas del corazón y en todas ellas uno de los temas principales era la princesa y la casa real y todas destilaban la misma actitud de adoración melosa y sumisa que hubiera hecho las delicias de cualquier monarca absoluto de épocas pasadas.